sábado, 24 de octubre de 2009

La Musa de la Vanguardia




Nadie puede biografiar a Borges de manera exhaustiva sin reparar en Norah Lange (y Oliverio Girondo) escribió Fabián Casas en un artículo para la Revista Ñ, claro que esto se explica mejor desde la publicación de la biografía que de J. L. Borges hace el catedrático de Oxford Edwin Williamson.



Borges, A Life descifra las claves contenidas en las obras de nuestro gran autor nacional gestadas en sus múltiples fracasos amorosos (además de las decepciones políticas, claro). Y desde esta particular visión, secundada por una investigación profunda, Norah Lange vuelve a ser objeto de interés para la crítica. Por lo que ella provocaba. Por lo que su pelo rojo, su origen noruego, su modernidad y sus ansias de escribir despertaban en muchos autores de la vanguardia. Por coquetear con Georgie, logrando a sus expensas un prólogo y la publicación de su primer libro, por abandonarlo en el almuerzo en honor a Güiraldes tras avizorar por primera y emocionada vez, los ojos miradores de Oliverio Girondo.

Pero nada nos dice todo esto de cómo escribía Norah. ¿Vale la pena comprar algunos de sus libros?
Encontré una respuesta en el tomo 11 de la colección Historia Crítica de la Literatura Argentina: Toda esta corriente, que combina estructuras narrativas más o menos canónicas (no se puede hablar de un género nuevo o de experimentos genéricos) con una comprensión de la sociedad, la familia y el rol de las mujeres, reformulada desde el filtro de lo poético, lo simbólico, lo fantástico, lo metafísico, tiene ya como ilustre antecesora a Norah Lange (1906-1972)...


Pero me quedo con la contratapa de sus Obras Completas, escritas por Sylvia Molloy:

Hay algo desamparado y a la vez valiente en las inquietantes narradoras de Lange, a un tiempo temerosas y empecinadas en buscar y sorprender lo imprevisible. Son narradoras que se toman la narración en serio. Saben que narrar de otro modo es peligroso, acaso tóxico; saben que quien mira sorprende el secreto que acaso no habría que ver, que quien narra se contamina y deja de ser quien cree ser, que narrar es no sólo alterar memorias y relatos sino alterarse a sí misma. Y aún así estas narradoras aceptan el reto, con infaltable energía y convicción. Después de todo, no otra cosa es la literatura.


No eres capaz de escribir algo...algo sobre una mano, por ejemplo -le dijo, con taciturna exasperación.

-No sabría redactarlo, pero podría decirte lo que pienso y tú lo escribirías -repuso ella y comenzó a hablar, apenas tocada su humildad por un resto de impaciencia.




Poco después de escucharla, escribió él:




"Estaba allí, sobre la mesa, como si no perteneciese a nadie. Su superficie se hallaba entrecruzada, como los planos, por unas líneas celestes. A no ser por las venas que se extraviaban dulcemente, hubiera producido miedo, porque era una mano tirada sobre la mesa. Parecía que todos porían levantarse e irse, dejándola allí, separada, procurando explicarse por qué no pertenecía a nadie. Era una mano remota, pensativa, que había enloquecido. Una mano arrojada sobre la mesa, que elegía, solitariamente, la forma de su locura.

Estuve tentada de darla vuelta para escrutar su palma. Me parecía necesario verificar si una línea se detenía, de pronto, en una curva cerrada y breve. Me parecía necesaro advertirla para que se tranquilizara, cesara de luchar y pudiese ser, de nuevo, una mano cruzada por rieles celestes.

Pero la mano no lo hubiera permitido. Comenzó a entristecerse. Extendió los dedos, recobró la porción de paz extraída de su propio delirio hasta quedarse quieta, agobiada, pero a salvo.

Fue en ese momento que alguien se la adjudicó desde la penumbra."



ANTES QUE MUERAN (1944), Norah Lange.