viernes, 18 de septiembre de 2009

La Obsesión de Baudelaire

Anota Baudelaire:


Todo el universo visible no es más que un almacén de imágenes y signos a
los que la imaginación dará un sitio y un valor relativos; es una especie de
pasta que la imaginación debe erigir y transformar. Todas las facultades del
alma humana deben estar subordinadas a la imaginación, que las pone en
requisitoria todas a la vez. Igual que conocer bien el diccionario no
implica necesariamente el conocimiento del arte de la composición y que el
arte de la composición en sí mismo no implica la imaginación universal, así
un gran pintor es forzosamente un buen pintor, porque la imaginación
universal encierra la inteligencia de todos los medios y el deseo de adquirirlos...



La obra de arte debe evocar emociones e impresiones que el artista busca plasmar y eternizar o (en el caso de la literatura) reencontrar por medio de un lenguaje adecuado que hable al recuerdo. El poder mágico de la palabras...
Yo (artista/poeta), me relaciono con la obra de arte a través de una actividad íntima de evocación, una lectura simbolista e imaginativa por la que el arte me revela algo.
Buscamos trascender la forma de la obra de arte, para aprehender un estado del alma o la belleza y misterio de las cosas y seres que nos rodean.
Y aquí entramos en terreno más profundo; la imaginación es una facultad divina que permite "ver" las analogías, las correspondencias secretas de las cosas. Esas cosas esconden la armonía secreta, su unidad con el universo.
La realidad, lo cotidiano, estimula al artista a trascenderla. Para ello es necesario dejarse habitar por lo que nos circunda, con el alma abierta, en éxtasis hasta las náuseas, para llegar a un supranaturalismo en el que se no revele las relaciones del universo, que la cotidianeidad no nos permite captar.
Descendamos otro peldaño...cuando decimos "cotidiano", nos referimos en muchos casos a lo sórdido, a lo putrefacto, a lo maldito.
Baudelaire, el poeta maldito, eludido, esquivado, silenciado...
Charles, el poeta bohemio, desdichado, en permanente estado de tránsito por decisión propia logró descifrar la realidad , traducirla...para volver a cifrarla, según Octavio Paz.
¿El balance? La forma impecable y el contenido infame como en Una Carroña:


Alma mía, recuerda el objeto que hemos visto
aquella bella mañana de verano tan dulce:
a la vuelta de un sendero una infame carroña
sobre un lecho sembrado de guijarros


El vientre al aire,como una mujer lúbrica
quemante y sudando sus venenos,
abría de un modo cínico y descuidado
su vientre pleno de exhalaciones



El sol hacía caer sus rayos sobre esta podredumbre
para cocerla a punto, y devolviendo
centuplicada a la Naturaleza
todo lo que ella había unido;


Y el cielo contemplaba el soberbio esqueleto
como una flor brotando
el hedor era tan fuerte, que sobre la hierba
habías creído desvanecerte.
Las moscas zumbaban sobre aquel vientre putrefacto
de donde brotaban negros batallones
de larvas, que fluían como un espeso líquido
entre aquellos despojos de la vida

Todo aquello descendía, y subía como un efluvio
como ola destellante lanzado
y se hubiera dicho que el cuerpo, inflamado
por un vago soplo vivía multiplicándose en sí mismo
Y ese mundo le rendía una extraña música
como el agua que fluye y el viento
o el grano que se agita en rítmico movimiento
al girar y retorcerse en la criba
Las formas se borraban y todo no era sino un sueño
como un esbozo que es lento en perfilarse
sobre la tala olvidada, y que el artista acaba
sólo por el recuerdo.
Detrás de las rocas una perra inquieta
nos contemplaba con la mirada odiosa
acechando el momento de volver a roer el esqueleto
el pedazo que tuvo que dejar.


Y sin embargo tú serás igual a esta carroña
a esta horrible infección,
¡Tú, estrella de mis ojos, sol de mi Naturaleza,
Tú, mi ángel y mi pasión!


Así, tal tú serás, la reina de las gracias,
después de los últimos sacramentos,
cuando vaya, bajo la hierba y los floridos campos,
a enmohecerse tu cuerpo entre los huesos
Entonces, ¡Oh mi belleza! Dile a los impíos gusanos
que te devorarán a besos
que he conservado la forma y la divina escencia
de nuestros amores descompuestos.


Charles Baudelaire, Las Flores del Mal


Hasta pronto, Peti's.

martes, 15 de septiembre de 2009

Ser Hamlet



Hace pocos días me preguntaron cuáles eran mis libros preferidos e inmediatamente pensé en Hamlet, y a continuación traje a mi memoria la imagen que asocio al texto: la de kenneth Branagh vestido de negro con la nieve cayendo sobre él. No encontré exactamente ésa pero ésta sirve igual. La figura del solitario y desconfiado príncipe queda de manifiesto.
También podemos sentir la soledad de un aislamiento
autoimpuesto para lograr transformarse en
un fantasmal observador, cual investigador tras una pista que ratifique su hipótesis.
Aquí nos encontramos en principio frente a un caso
de captura de la verdad...¿Pero cuál es el precio?
Para Hamlet, la muerte. Su búsqueda es despiadada. El verdadero rey ha muerto, probablemente asesinado y él es el príncipe heredero, quien como tal no debe explicar nada a nadie...entonces ¿Por qué debería tener consideraciones con alguien? Ya no hay trabas para su rebeldía absoluta.
En Hamlet hay un traidor. el actual rey, a quien es preciso destronar: para
ello hay que utilizar un método de justificación moral y hacer de ese acto un
emblema de la corrupción universal contra la que cualquier joven se debe oponer.
En una tragedia, si hay crimen hay venganza, pero aquí lo más importante es "cómo" lograr tal fin. El medio empleado por nuestro apesadumbrado protagonista es el lenguaje. Pone trampas constantemente, hace insinuaciones, sugerencias, expresa sorpresa...habla solo sabiendo que lo siguen, que lo escuchan. Pasamos de un estado de quietud y equilibrio a uno de ruptura, de caos y confusión.
(...)
Ser o no ser...He ahí el dilema.
¿Qué es mejor para el alma, sufrir insultos de Fortuna, golpes, dardos, o levantarse en armas contra el océano del mal,
y oponerse a él y que así cesen? Morir, dormir...
Nada más; y decir así que con un sueño
damos fin a las llagas del corazón
y a todos los males, herencia de la carne,
y decir: ven consumación, yo te deseo. Morir, dormir,
dormir...¡Soñar acaso!¡Qué defícil! Pues en el sueño
de la muerte ¿qué sueños sobrevendrán
cuando despojados de ataduras mortales
encontremos la paz? He ahí la razón
por lo que tan longeva llega a ser la desgracia.
¿Pues quién podrá soportar los azotes y las burlas
[del mundo
la injusticia del tirano, la afrenta del soberbio,
la angustia del amor despreciado,la espera del juicio,
la arrogancia del poderoso, y la humillación
que la virtud recibe de quien es indigno.
cuando uno mismo tiene a su alcance el descanso
en el filo desnudo del puñal? ¿Quién puede soportar
tanto? ¿Gemir tanto? ¿Llevar de la vida una carga
tan pesada? Nadie, si no fuera por ese algo tras la
[muerte
-ese país por descubrir, de cuyos confines
ningún viajero retorna- que confunde la voluntad
haciéndonos pacientes ante el infortunio
antes que volar hacia un mal desconocido.
La conciencia, así, hace a todos cobardes
y, así, el natural color de la resolución
se desvanece en tenues sombras del pensamiento;
y así empresas de importancia, y de gran valía,
llegan a torcer su rumbo al considerarse
para nunca volver a merecer el nombre
de la acción. (...)
¿Cómo no amar el modo de hablar del Príncipe de Dinamarca? Simplemente- y me hago eco de palabras de otros- grandilocuente, hiriente, brillante.
Peti's